Mi Taller

Bienvenidos a mi Blog, Taller de trompeta. En él intentaré de alguna u otra manera, poder ser de ayuda a todos aquellos interesados en el aprendizaje de este hermoso instrumento. Para ello iré subiendo material ordenado metódicamente, teniendo en cuenta además lo que crea y vea convenientemente adecuado.

Por favor, cualquier sugerencia, házmela saber. Para ello puedes utilizar mi Libro de Visitas, en el cual podrás dejar tu comentario, critica, inquietud, duda, o simplemente tu saludo.

Gracias por tu Visita

"Si posees alumnos a quienes les enseñas música, ayúdalos por todos tus medios posibles a lograr sus sueños. Pero ten mucho cuidado en la manera en que influyes en esos sueños"

Friedrich Gulda


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lunes, 15 de septiembre de 2008

Club de Jazz: Jazz & Pop

Reabrió sus puertas Jazz & Pop

Las gacetillas anunciaban que el evento se iniciaría a las 20 hs. pero había dos razones para suponer que todo se postergaría. Por un lado, los retoques que 15 minutos antes el dueño de casa y sus amigos, asistentes y colaboradores le daban al nuevo reducto de Paraná 340. Por el otro, la certeza de que los relojes jazzeros no marcan horas tan tempranas.

Sin embargo, quizás por ansiedad, por reencuentros postergados o por esa necesidad de ver cuánto cambió todo en 21 años, desde muy temprano el lugar se llenó de abrazos. Para muchos, como aquel 6 de abril de 1978 cuando el Negro Jorge González abría, en pleno San Telmo, el primer local de Jazz & Pop. Para otros, como un rito iniciativo de ingreso a uno de los espacios míticos del jazz porteño.

"Desde 1965 la idea de tener un boliche me había dado vueltas. El primero lo puse en 1973 y duró poco. Pero cinco años después pude concretar mi sueño", recuerda González, mientras no deja de saludar. Aquella noche no pudo haber sido peor. Un policía que estaba entre el público ("en esa época ni se te pasaba por la cabeza prohibirle la entrada a un policía", aclara) comenzó a insultar al Mono Villegas. "El fotógrafo Eduardo Blasco, que era mi amigo, lo sacó del boliche, bien, hablándole. Pero cuando estuvieron en la vereda el tipo le disparó y lo mató". La velada terminó con un muerto y 96 detenidos, además de un par de crónicas en la sección de policiales de los diarios.

El Negro González siguió adelante y de a poco Jazz & Pop se convirtió en un punto de referencia. "Horacio Larumbe, Néstor Astarita, Dino Saluzzi, Jorge Dalto, Baby López Furst, Santiago Giacobbe, Carmen McRae pasaron por ahí". La lista es interminable. El contrabajista hace memoria y las imágenes desbordan: "A Hermeto Pascoal había que bajarlo del escenario. Se pasaba tres horas tocando y siempre te pedía que lo dejaras una más. Una noche, en 1980, tocábamos con Larumbe, Roberto Junior Césari y Ricardo Lew. De pronto apareció Chick Corea con un tecladito y nos preguntó si podía tocar con nosotros. Cuando terminamos, después de dos horas, me dijo que hacía mucho que no se divertía tanto".

Los domingos de jam session, previstos en la programación del Jazz & Pop para 2008, eran un clásico. Una especie de potrero en el que algunos chicos dejaban el rock y el pop de lado por un rato y se asomaban a la música de Armstrong y Davis. "El Mono Fontana, Lucio Mazaira, Lito Epumer, Jota Morelli, Pollo Raffo -enumera el contrabajista- son como hijos de Jazz & Pop. Y mientras algunos de aquellos viejos conocidos como Pocho Lapouble, Alfredo Remus, Pachito Nolé se acomodan, surge la comparación: "Ahora hay un montón de chicos que tocan muy bien, que estudiaron mucho mejor que nosotros, que éramos más orejeros. Pero se toca con menos swing. Es un jazz como más intelectual. Ni mejor ni peor, distinto".

Sobre el escenario se arma el primer combinado de la noche. Lapouble, Giacobbe y Remus, como entonces, más Gabriel Santecchia y Marcelo Mayor. Primer standard, y el saxo de Santecchia no pide permiso entre las viejas glorias. "Con el desastre de 2001 me dieron ganas de irme, pero cuando vi que aparecían pibes que tocan tan bien decidí quedarme", exagera, o no, el jazzólogo Nano Herrera, mientras festeja la reapertura de un lugar para compartir con amigos y música.

Lejos de las placas de Crónica TV, Claudio Orellano se autodesigna maestro de ceremonias y se adueña el micrófono. Segunda tanda de standards, con el anfitrión al contrabajo, con Césari, Carlos Campos y Gustavo Bergalli, que un rato antes cargaba las botellas para que la barra estuviera a tono con la convocatoria.

Afuera, el centro porteño se dispone a dormir. En Jazz & Pop ahora tocan Manuel Fraga, Germán Boco y Arturo Puertas. Ricardo Lew llega, guitarra en mano, con cara de querer sumarse. Como entonces. El Negro mira y disfruta. "¿A qué hora pensás cortar las jams?", pregunta el cronista, y la respuesta no deja lugar a dudas. "A la hora que termine, como siempre".

Jazz & Pop continúa con su programación todos los días, viernes y sábados doble función y los domingos, jam session.

La dirección es; Paraná 340. Y el teléfono: Tel. 4372 2302.


Fuente: diario Clarín Argentina

Si haces clic en el titulo de la entrada te llevara al enlace de la pagina Jazz & Pop con la programación de eventos para septiembre.

domingo, 7 de septiembre de 2008

Jazz de Buenos Aires

Festival Internacional de Jazz de Buenos Aires

El gobierno de la ciudad de Buenos Aires comenzó a preparar el Festival Internacional de Jazz de Buenos Aires, que se realizará del 15 al 19 de octubre del presente año. Una de las primeras decisiones fue designar al pianista Adrián Iaies como director artístico de la muestra.


El festival tendrá una nueva modalidad; será bianual y se haría en teatros, donde el sonido y la comodidad tendrán una mayor garantía.


Para Iaies, quien viene de la producción artística del sello discográfico S Jazz, del que se acaba de retirar, es una interesante oportunidad de ubicar a la ciudad dentro de una agenda internacional de festivales. La decisión de llevarlo de mayo a octubre responde a dos razones de carácter práctico y que hablan de un enfoque pragmático. Octubre es, por así decirlo, un mes de "baja temporada" en el mundo del jazz y es más fácil contratar músicos y por cachets más competitivos.


En segundo término, estará en sintonía con el Festival de Jazz de San Pablo, un encuentro que tiene tiempo y prestigio y que bajaría los costos en la contratación de los artistas, ya que algunos serían subcontratados de la muestra brasileña. "Tengo una buena relación con Zuza Homen, programador del Festival de Jazz de San Pablo, y está dispuesto a darnos una mano", explicó el pianista, que adelantó que habrá conciertos con músicos del primer nivel de la escena internacional. "Nuestra idea es traer artistas que no hayan venido todavía a Buenos Aires; músicos que no hayamos podido escuchar y que la ciudad los traiga para el porteño", dijo el músico, que arriesgó, al menos, el nombre de María Schneider.


Si bien es importante la contratación de grandes músicos extranjeros, quizás el otro aspecto que contó el pianista es el de mayor trascendencia: la producción propia. "Por ejemplo, habrá dos homenajes, uno a Walter Malosetti y el otro a Astor Piazzolla."


La tarea les será encomendada a Mariano Otero y a Guillermo Romero, respectivamente. Y el restante trabajo por encargo recayó en el baterista Pepi Taveira, quien hará música para orquesta de jazz y ballet.


Otra de las propuestas que están flotando entre las posibilidades es la venida del pianista y compositor Guillermo Klein para que dirija una orquesta. "El proyecto es poco, pero muy bueno. Ese es el camino que queremos transitar", concluyó Iaies.


Fuente: Diario La nación - César Pradines

martes, 2 de septiembre de 2008

Big Band - Jorge Navarro



En el presente video, podemos ver y escuchar una excelente Big Band. La misma esta conformada por músicos argentinos, dentro de los cuales podemos destacar a Juan Cruz de Urquiza -trompeta - y Jorge Navarro -Piano- entre otros.

En la oportunidad la Big Band esta dirigida por Jorgre Navarro, musico nacido en Buenos Aires. Que a lo largo de su carrera, ha realizado numerosas giras europeas y ha sido invitado a tocar por los máximos referentes del jazz. En 1995 fue nombrado: Miembro Invitado por la International Music Council de la UNESCO.

En 1996 dirigió artísticamente el Primer Festival Internacional de Jazz de Punta del Este y convocó a figuras tales como Clark Terry, James Moody, Paquito D´Rivera. En 2000 participo del Festival Internacional de Jazz de los Siete Lagos, y compartió escenario con renombrados artistas. En 2003 Clarín lo elige "Figura del Jazz". Su destacada labor continúa hasta nuestros días.

Espero les guste y disfruten un poco de Jazz a "mano y aire" de excelentes músicos argentinos.

Hasta la próxima !

lunes, 18 de agosto de 2008

Fats Fenandez

EL REGRESO DE FATS FERNANDEZ

Dulce y melancólico


A pesar de su excelente predisposición, entrevistar a Roberto Fats Fernández es una tarea compleja. Primera dificultad: el bar en donde se acordó la cita no queda en la esquina de Lamadrid y Almirante Brown, como él había dicho, sino a una cuadra. Segunda dificultad: hace meses que el sitio está cerrado. Tercera: en la casa de Fats vive Puccini, su perro raza perro, que se opone enfáticamente a las notas. Sus ladridos retumban, metálicos, por el portero eléctrico del edificio de la Boca. Catorce pisos arriba, en el departamento de tres ambientes pequeños, el ruido es atronador. "Mami, ¿metés a Puccini en la cocina y les servís unas pomonas (gasesosa que dejó de existir hace décadas) a los muchachos?", le pide Fats a Gizela, su esposa desde hace 34 años, que comienza a contar cómo le cocinó canelones a Wynton Marsalis en esa casa.

Cinco minutos después, a la luz oblicua del atardecer, con el río y el inmenso puente metálico de fondo, Fats toca para el fotógrafo y para los curiosos. "¿No me haría un cachito de Gricel, maestro?", ruega un vecino, que no debe esperar mucho. El cuerpo de Fats, que pasó de los 137 a los 97 kilos —tras una dieta y algunos problemas de salud y de ánimo—, se curva como un arco al tiempo que su cara se infla hasta volverse casi esférica. La trompeta parece una prolongación de sus brazos: las cejas suben y bajan al ritmo de los dedos de la mano derecha. Su pie da golpeteos rítmicos contra el asfalto. Fats viste un saco que le queda un par de talles grande, chomba afuera del cinturón y pantalones que le caen sobre sus mocasines de gamuza como dos acordeones. Ajeno al mundo exterior, está feliz: por su vuelta a escenarios junto al pianista Andrés Beeuwsaert (en Tobago) y por la inminente grabación de su octavo disco.

"En la música no hay cuadros chicos. Todos los instrumentos tienen su complejidad y sus bondades. De acuerdo a cómo se los trate, ellos responden", dice, mientras el tema de Mores flota, como una magia, entre el ronroneo de los colectivos.

Con 57 años como trompetista , Fats es una deliciosa porción de historia del jazz en la Argentina. Hace pocos días, en su regreso, hizo un duro alegato contra el tabaco en Tobago, reducto jazzero que se distingue por vender... cigarros. Y la semana pasada, durante el emotivo homenaje a Baby López Furst en la sala Martín Coronado del TGSM, dijo: "Estoy operado de cataratas. Muchachos, ¿no me bajarían la luz? No sea cosa que las cataratas me vuelvan de nuevo". Aunque, acaso la anécdota que más demuestre su estirpe barrial, su desapego por el mundo de las máscaras, sea la que vivió en 1996, cuando se presentó en un concierto de jazz sinfónico junto a Lalo Schifrin y al trompetista norteamericano Jon Faddis. "Estaba haciendo un solo con Faddis y empecé a escuchar murmullos. Después, risas. Y yo, que toco con los ojos cerrados, pensé: ¿Qué les pasa a estos tipos? Cuando Faddis me tiró un manotazo a la altura de la cintura, entendí: se me habían caído los lienzos. ¿Sabés que pasa? Me los desabrochaba antes de tocar porque la presión me hacía inflamar los intercostales. Después, empecé a usar tiradores".

Hijo de un tonelero que tocaba la bandurria y de una maestra, nació en La Boca el 7 de junio de 1937. Por las noches, su padre lo sentaba junto a la radio para que escuchara ópera transmitida desde el Colón. "A los cuatro años, yo tarareaba el preludio de la Traviata, la parte de los clarinetes", recuerda Fats, sesenta años después. Le siguió una etapa de fascinación con las bandas que tocaban en la placita Solís. "Me paraba al lado de las trompetas y las miraba fijo. Una vez, un músico me prestó una y me desafió a que le sacara un sonido. Lo logré. A los 6 años, me metí en la bandita de exploradores del colegio Don Bosco. Primero me dieron un clarín. Después, los hinché tanto que me prometieron la trompeta si le sacaba cinco notas".

Primero una nota, después cinco. Hasta que a los 14 años tocó por primera vez por dinero, con los American Boys, en los Bomberos Voluntarios de La Boca. "Recuerdo que el baterista, de apellido Rossi, trabajaba en un circo. Se venía vestido con un sobretodo circense y con un sombrero de fantasía. Era buenísimo". Fats empezó a tocar, además, en las radios El Mundo, Belgrano y Splendid. Con lo que pudo ahorrar se compró su primera trompeta "en la casa La Confianza". Y pronto conoció a Gizela, una chica de Dock Sud, a la que le mintió que pensaba estudiar abogacía. Pero, luego de varios cambios de colegio, Fats no obtuvo el título de bachiller. "Me quedó previa inglés. Pensar que pasé tanto y tanto tiempo en Estados Unidos. Ya logré hablar como Tarzán", dice.

En el departamento, poblado de muebles algo antiguos, casi no hay espacio para moverse. Un piano, un atril, discos de vinilo, enciclopedias musicales, papeles y fotos del dueño de casa junto a varias leyendas del jazz lo invaden todo. En la pared del living, predominan un dibujo blanco y negro de Louis Armstrong —con infrecuente gesto melancólico— y una colorida pintura portuaria de Carlos Veneziano. "Soy muy católico. Voy a la iglesia San Juan Evangelista y le pido a Jesús que me haga pifiar lo menos posible en el escenario. Antes de ir al Chaco, luego de la muerte de Oscar Cardozo Ocampo, toqué spirituals con mi trompeta", contesta, cuando se le pregunta por una Biblia y algunos folletos religiosos de su biblioteca.

Los vecinos muestran un gran cariño por Fats, aunque a veces sus sobreagudos hayan alterado las madrugadas del edificio. "Una vez toqué con Harry James en el Opera y él me regaló su trompeta bañada en oro, de casi cinco kilos. Volví mi casa a cualquier hora, tocando. Y seguí en el ascensor. Se armó un despelote bárbaro. Después fui a contarle a Mamita y hasta ella me sacó volando", recuerda Fats. Gizela, que recuerda perfectamente el episodio, responde: "Lo que pasa es que en ese tiempo lo había llamado Ray Charles para que tocara con él en los Estados Unidos. Pero en Migraciones no nos dieron la green card y yo les había agarrado bronca a los norteamericanos".

Otra de las trompetas ilustres que Fats atesora en su departamento de la Boca es una Monette que le regaló Wynton Marsalis, junto con una nota que decía: Sé que estarás swingeando en alguna parte y eso me da inspiración. Nos recuerdo abrazados, cantando, camino al hotel. Un beso para Mami, a quien extraño. "A Wynton lo conocí en Nueva York, en una casa de música —explica Fernández—. El estaba probando una sordina y yo, una trompeta. Después lo fui a escuchar en un homenaje a Dizzy Gillespie en el Carnegie Hall. Tiempo después, cuando tocó en Chile antes de venir acá, preguntó por un trompetista gordo argentino. Lo fui a buscar a Ezeiza y en el viaje al hotel fuimos cantando y tocando. Después vino a comer con su banda los canelones caseros de Mami. En 1994 grabamos juntos un disco que se llamó La música y la vida".

Esos canelones de Mami son, también, el talón de Aquiles de Fats, un gran degustador de buena comida. En su plenitud, incluso, llegó a ganar una competencia informal en esa disciplina. "Hicimos mediciones con un amigo, el gordo Lombardo, que se murió, pobrecito. Me contaron 36 medialunas: creo que los soné a todos".

Sobre la mesa del living, Fats y Mamita desparraman una torre de fotos y las van viendo. "Acá estamos con Gillespie —dice él—. Una vez, en el camarín de Coliseo, Dizzy sacó una botella de cognac y tomamos con los brazos entrelazados. Después me empezó a hacer morisquetas y le tiré un sobreagudo. Desde entonces, me llamó Mister Chops: Señor Labios". En aquella época, Fats le enseñó a decir: ¿A quién le ganaste, Farabute? al trompetista norteamericano.

En 1992, cuando Gillespie estaba internado por un cáncer de páncreas, Fats lo visitó en un hospital de los Estados Unidos. "Le llevé un disco de Egle Martin. Me acerqué a su oído y le dije: ¿A quién le ganaste, farabute? El se llevó la mano a la boca y me hizo un gesto de estar tocando la trompeta. Un lindo gesto final para cualquier trompetista.

Fuente: Diario Clarin

Me pareció interesante compartir con ustedes esta linda nota realizada a uno de los iconos del Jazz en la Argentina, el querido por todos "Fats". Que actualmente a la edad de 71 años. El sonido de su trompeta nos transmite todo el amor , y la gran entrega por la música. Todo envuelto en su característico y personal fraseo. Un tipo admirable.

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