Cuesta creerlo pero la bossa nova, la manifestación musical nacida hace cuarenta años de la cabeza y las manos de toda una generación de artistas, bien podría deber su nombre a un hombre que trabajaba lustrando en la calle zapatos ajenos. La historia del anónimo lustrador de zapatos que inspiró con su expresión a quienes buscaban un nombre para bautizar el naciente movimiento no es oficial, pero es tan válida como otras que tampoco lograron imponerse por carecer de pruebas suficientes.
Durante el apogeo de la bossa nova, entre 1959 y 1964, el reportero Sergio Porto reclamó el honor de haberla bautizado gracias a la ocurrencia de un lustrabotas de Río de Janeiro. Según Porto, el hombre, admirado por sus zapatos sin cordones -unos mocasines que empezaban ya a hacer moda en Brasil-, exclamó: Bossa nova! ¿Eh, doctor?
Otra versión menos literaria y mucho más académica (y aburrida) es la que proviene de la investigación del periodista Ruy Castro, la palabra bossa era usada por algunos músicos de las primeras décadas del siglo para referirse a alguien que cantaba o tocaba diferente de los demás.
Con el tiempo, la expresión sirvió de receta para aludir a cualquier moda o tendencia y en la actualidad es sólo un arcaísmo que sobrevive sólo en los más completos diccionarios. Sin excepción, quienes acompañaron el nacimiento de la bossa nova eran inquietos y rebeldes, y con su estilo de vida dieron más realce a lo que los historiadores llaman hoy los años dorados de Brasil.
Este período comenzó en 1956, cuando Juscelino Kubitscheck asumió la presidencia del Brasil con la consigna Cincuenta años en cinco, que catapultó el crecimiento económico del país. A partir de entonces, y hasta el final de la década, un buen número de hechos significativos causaron una profunda transformación en la sociedad brasileña. En 1957 se estrenó el filme Río, zona norte, que dio origen al Cinema Novo. En 1958 la selección de fútbol ganó la primera Copa del Mundo y, ese mismo año, el escritor Jorge Amado lanzó su novela Gabriela, clavo y canela. En 1959 surgió el llamado movimiento neo concreto en las artes plásticas y en 1960 el presidente Kubitscheck inauguró la nueva capital del país, Brasilia, que detentaba una aproximación a las últimas teorías arquitectónicas.
Finalmente, la versión más aceptada sobre el origen del nombre es la del periodista Moysés Fuks, quien a mediados de 1958 era director artístico del Grupo Universitario Hebraico de Brasil, una asociación de estudiantes israelíes en el barrio Flamengo. Según esta génesis, el nombre fue por primera vez impreso en unos volantes que anunciaban un show multitudinario (por la cantidad de músicos sobre el escenario) en un modesto teatro .Fuks, responsable de organizar los actos culturales de ese grupo universitario, tenía una hermana que era alumna de guitarra de la academia de Roberto Menescal y Carlos Lyra, dos de los nombres que pasarían a la historia como importantes exponentes de la bossa nova.
Al oír de su hermana las inéditas canciones que le enseñaban sus maestros y que surgían de un extraño modo de tañer las cuerdas -el peculiar estilo que venía propagando un guitarrista todavía muy poco conocido y descaradamente joven, Joao Gilberto-, Fuks tuvo la idea de invitar a los profesores Menescal y Lyra a protagonizar una de las noches de recitales del Grupo Hebraico.La pareja de músicos aceptó, pero pidió ampliar el cartel con otros jóvenes cultores del movimiento. Las cantantes Sylvia Telles y Nara Leao, Chico Feitosa y Normando Santos, y los músicos de la orquesta que los secundaba: el pianista Luizinho Eza, el saxofonista Bebeto, el trompetista estadounidense Bill Honr, el contrabajista Henrique y el bajista Joao Mario.Siempre que le preguntaron, Fuks aseguró que nadie le sugirió nada, pero tampoco recordaba qué le motivó a imprimir en un mimeógrafo cientos de carteles promocionales del espectáculo con la promesa de una noche bossa nova.
Aquella noche, cuando cerca de doscientas personas quedaron fuera del pequeño teatro del Grupo Hebraico, la bossa nova brilló para el público que se aglomeró ante los artistas, pero en los carteles fue apenas un adjetivo escrito en letras minúsculas. Lo que siguió después es más conocido. La bossa nova invadió continentes, fue abrazada por músicos de jazz e influyó de un modo clave al MPB, a través de artistas del nivel de Caetano Veloso, Chico Buarque y muchos más. Palabra santa de lustrabotas, término acuñado y poco difundido que duerme entre las páginas del diccionario, peculiar promoción de músicos desconocidos, la bossa nova seguirá, seguramente, con un origen difuso. Al menos, para que su final tampoco sea escrito.
Hasta la Próxima !!
1 comentario:
Hola!, como va?, muy buen Blog, me gusto, voy a seguir pasando, que andes bien, pasate por el mio cuando gustes, saludos
Luis
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